El partido era muy importante porque jugábamos contra el primer clasificado y nosotros éramos los segundos. La verdad, es que al poco de empezar pensamos que ese partido lo perdíamos, porque nos metieron muy pronto un gol y al descanso ya íbamos perdiendo por 2-0. Sin embargo, después del descanso todo cambió. Marcamos un gol muy pronto, lo que nos dio muchos ánimos. Y después… ¡marqué un gol! Y qué gol. ¡Desde fuera del área! Me puse muy contento por haber marcado y por cómo vinieron corriendo todos mis compañeros a abrazarme. Al contárselo a mi abuela, ella también se alegró mucho y me felicitó. Pero aún quedaba una alegría más grande. ¡El tercero! Conseguimos remontar el partido y ahora los dos equipos estamos empatados a puntos. ¡Qué emoción! Lo cierto es que jugar al fútbol es una de las cosas que más contento me pone.
Lo que hice fue algo parecido a esto. ¿A que soy buen futbolista?
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