Ayer tuve un día horrible. Llamé a mi abuela para ver si me
animaba un poco… y lo consiguió.
Primero os cuento lo que me pasó. ¿Quién tiene
la culpa de todo? Mi madre. Parece que le gusta verme enfadado. El caso es que
ayer teníamos partido y me castigó sin poder ir a jugar. El motivo del castigo:
no hacer los deberes que me habían mandado en el colegio para el puente. No
entiendo porqué tiene que mezclar una cosa con la otra. Mi abuela me dijo que
tengo que hacer los deberes y que con estas experiencias aprenderé a cumplir
con mis obligaciones.
De todas formas, me vino muy bien no ir a jugar, porque aproveché
el tiempo para concretar los últimos detalles del picnic de este sábado. ¡No
faltéis!
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